Una vez, en cuarto o quinto curso, mi profesor de lengua me dijo que le parecía que había algo en mis redacciones, que podría tener futuro como escritora. Claro, que también me dijo que iba para psicóloga, por un comentario que hice sobre las niñas que hacían la comunión (y no cuento más). No le hice el menor caso, la verdad.
Sin embargo, algo había, sí.
Al final resultó que empecé por Pedagogía, seguí con un ciclo de Integración Social y a día de hoy soy graduada en Lengua y Literatura españolas.
Después de dedicarme a la educación y de gestionar un negocio propio descubro que mi vocación es la letra escrita. De repente me veo haciendo un Máster en Lenguaje y Comunicación y sé que he encontrado mi pasión. ¡Ay, si pagaran por estudiar...!
Sé que esto es el océano y que soy poco menos que kril para ballenas, pero he llegado hasta aquí y ya no hay vuelta atrás.
Estoy dispuesta a conseguir que lo que has escrito te haga sentir orgulloso.
Al final no es qué se cuenta sino cómo se cuenta.