"Historias reales de quienes
decidieron trabajar distinto"

Aquí el trabajo se siente. No se aparenta

"Historias reales de quienes
decidieron trabajar distinto"

Aquí el trabajo se siente. No se aparenta

Ale nunca encajó en el camino "correcto". Odiaba estudiar pero siempre sintió que quería dejar huella en el mundo y en las personas. Hace tres años, tomó la decisión de dejar un trabajo cómodo y apostar por una idea que ni siquiera sabía cómo construir. Sin experiencia previa montando negocios, Ale puso en pie una nave de 400 metros cuadrados con más de 600.000 € de inversión inicial, un equipo de más de veinte personas y una comunidad que supera los 100.000 seguidores en Instagram. Bajo el nombre de Veneno, Ale ha creado un proyecto
gastrocultural con el propósito de despertar el "veneno" de una generación que quiere vivir diferente

De no tener experiencia
a montar un negocio

Veneno nació con la intención de crear experiencias que conectaran con la gente y los sacaran de su rutina. Ese “veneno” del que Ale habla es el mismo impulso que sintió cuando dejó su trabajo, empezó a documentarlo todo y se enfrentó al escepticismo de quienes pensaban que no lo lograría.

“Intenté buscar inversores y nadie me tomaba en serio. Era una niña sin experiencia. Por eso decidí documentarlo todo y demostrar que Veneno se iba a llenar.” Y se llenó.

Pero para Ale, ese nunca fue el objetivo principal. Su obsesión siempre ha sido la comunidad. Por eso Veneno tiene programación diaria, eventos que cambian cada semana, afterworks, talleres, fiestas, encuentros y actividades que no verías en ningún otro sitio.

Veneno no es un restaurante.

Es un movimiento.

“Cuando llegó la DANA, mi tetris financiero se rompió por completo.”

Tuvo que parar la obra, renegociar con proveedores y convencer a todos de seguir apostando por algo que aún no existía.

Y una vez abierta la nave, el reto siguió: márgenes ajustados, costes que suben con nada y meses en los que el positivo llegaba a última hora.

“Es increíble cómo por poner un dedo más de vermut puedo perder 1.500 €.”

Aprendió a controlar cada detalle y a entender que emprender también es sostener números que no perdonan.

beyond work logo by worksible
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Emprender no es tener las respuestas
Es aprender creándo

El trabajo se transforma cuando dejás de cumplir y empezás a construir

algo que te representa.


En este capítulo vas a descubrir la parte más humana de Alejandra Merit.

Lo que la impulsó a dejar un camino “seguro”, a apostar por una idea sin garantías
y a sostenerla incluso cuando nada salía como esperaba.

Aquí el trabajo se siente. No se aparenta

Aquí el trabajo se siente. No se aparenta

"Historias reales de quienes
decidieron trabajar distinto"

De no tener experiencia
a montar un negocio

Ale nunca encajó en el camino "correcto". Odiaba estudiar pero siempre sintió que quería dejar huella en el mundo y en las personas. Hace tres años, tomó la decisión de dejar un trabajo cómodo y apostar por una idea que ni siquiera sabía cómo construir. Sin experiencia previa montando negocios, Ale puso en pie una nave de 400 metros cuadrados con más de 600.000 € de inversión inicial, un equipo de más de veinte personas y una comunidad que supera los 100.000 seguidores en Instagram. Bajo el nombre de Veneno, Ale ha creado un proyecto
gastrocultural con el propósito de despertar el "veneno" de una generación que quiere vivir diferente

Veneno-concept-team

Veneno no es un restaurante.

Es un movimiento.

Veneno nació con la intención de crear experiencias que conectaran con la gente y los sacaran de su rutina. Ese “veneno” del que Ale habla es el mismo impulso que sintió cuando dejó su trabajo, empezó a documentarlo todo y se enfrentó al escepticismo de quienes pensaban que no lo lograría.

“Intenté buscar inversores y nadie me tomaba en serio. Era una niña sin experiencia. Por eso decidí documentarlo todo y demostrar que Veneno se iba a llenar.” Y se llenó.

Pero para Ale, ese nunca fue el objetivo principal. Su obsesión siempre ha sido la comunidad. Por eso Veneno tiene programación diaria, eventos que cambian cada semana, afterworks, talleres, fiestas, encuentros y actividades que no verías en ningún otro sitio.

Alejandra-merit-fundadora-veneno-concept

Humanos,

no métricas.

Humanos,

no métricas.

“Cuando llegó la DANA, mi tetris financiero se rompió por completo.”

Tuvo que parar la obra, renegociar con proveedores y convencer a todos de seguir apostando por algo que aún no existía.

Y una vez abierta la nave, el reto siguió: márgenes ajustados, costes que suben con nada y meses en los que el positivo llegaba a última hora.

“Es increíble cómo por poner un dedo más de vermut puedo perder 1.500 €.”

Aprendió a controlar cada detalle y a entender que emprender también es sostener números que no perdonan.

Veneno no es un restaurante.

Es un movimiento.

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En este capítulo vas a descubrir la parte más humana de Alejandra Merit.

Lo que la impulsó a dejar un camino “seguro”, a apostar por una idea sin garantías
y a sostenerla incluso cuando nada salía como esperaba.

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Emprender no es tener las respuestas de todo.
Es aprender creándo

El trabajo se transforma cuando dejás de cumplir

y empezás a construir algo que te representa.


QUIERES UNIRTE
AL FUTURO
DEL TRABAJO ?

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