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Pablo F.

Redacción, revisión y corrección de textos

Disponible 8€ / hora Las Palmas de Gran Canaria, España
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Habilidades
Traducción Francés-Español

Corrección ortotipográfica

Revisión de textos

Montaje de video

Fotografía documental

Experiencia
Redactor en Myself
Enero de 1990 - Actualidad
Formación
Licendiado en Filología HIspánica en Universidad Complutense de Madrid
Octubre de 1989 - Junio de 1994
Información sobre Pablo F.
Llevo desde hace muchísimo tiempo entregado a todo lo relacionado con la literatura. Es mi vocación , lo que más me entusiasma en la vida. He dedicado mucho tiempo a redactar, revisar y corregir textos, desde poemarios a trabajos académicos, desde posts a novelas, poniendo siempre lo mejor de mí.
Opiniones

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Publicaciones
Pablo F. @Pablo
15/11/2020 - 21:44

Capitulación

Incluso antes de la trágica desaparición de su esposa, casi tres años atrás, Sir Wilbur T. Chamberlain, capitán retirado del 11º Regimiento de Húsares y héroe de la Guerra de Crimea, leía casi exclusivamente libros sobre batallas. La Ilíada, de Homero, y "El arte de la guerra", de Tsun-Zu, pasaban por ser sus preferidos. Dada su extensa dedicación al servicio en el ejército, resultaba de lo más normal que también en su merecido aunque ahora acerbo retiro, frecuentase esas páginas. Sin embargo, y casi a escondidas de sus sirvientes, como si temiera perder el prestigio del que gozaba entre ellos, Sir Wilbur leía prácticamente a diario, hasta poder recitarlo de memoria, el poema "Lenore", de G. A. Bürger, y De Rebus Mirabilis, de Flegón de Trales, que terminaron por convertirse en sus lecturas de cabecera. Como si conjurara con ello un dilema, como si pretendiera derogar el conflicto entre sus pensamientos dolorosos, el vacío velado que se había apoderado de su existencia y su método siempre pausado de lectura, marcaba la última página leída de cada libro con sendas viejas hojas de haya, secas y amarillas de tiempo y de monotonía.

Aquella tarde, cerró el libro mil veces leído casi sin darse cuenta y se pasó varias veces, lentamente, la mano por la cansada frente. Un gesto y un levísimo dolor que ni él mismo percibió conscientemente le instaron a rozar con los dedos su pecho, como si simplemente quitase una inapreciable mota de polvo. Luego, al percatarse de que ya el manto del crepúsculo comenzaba a extenderse, hizo sonar con su habitual templanza la lúgubre campanilla dorada que le servía para llamar a su veterano mayordomo. Cuando este se presentó con la presteza que era habitual en él, Sir Wilbur le ordenó:

- Donald, ya puedes tirar a la basura aquellas cabezas de ajo que Lady Evelyn te confió. A partir de esta noche consentiré en que venzan las sombras.

Pablo F. @Pablo
15/11/2020 - 21:39

Vocación

Era demasiado tarde. Nada podía evitar la catástrofe y Todos corrieron asustados, menos aquella niña rubia, obstinadamente convencida de que oponerse a la fatalidad resultaba infecundo. Eran las 08:15:55 de la mañana de un 6 de agosto. Ya solo le quedaba aspirar a ser una hibakusha.

Pablo F. @Pablo
15/11/2020 - 21:37

La sombra de la milenrama

Ya había pasado mucho tiempo cuando me percaté de que el atardecer había devenido noche. Un brusco, lejano rumor, un bramido de nubes y de dioses, se erigió en el sonoro presagio de un llanto celeste y crepuscular cuyas lágrimas entonaron, insolentes, un rítmico himno de otoño sobre los cristales, el zinc del tejado y, por qué no decirlo, sobre los tristes eriales de mi memoria. Descorrí, indeciso, uno de los visillos del abigarrado y rancio salón donde permanecían, en su artificial mudez, tantos enseres comunes, vetustos adalides de la añoranza, y eché un vistazo afuera. "Ya solo nos queda perejil, Amy"; .pensé-; "pronto vendrá la muerte a llevarme de visita".